martes, 27 de marzo de 2012

CAPITULO 22

ENCERRADOS EN CASA...
Bajé las escaleras y vi que Harry estaba preparando un delicioso desayuno de estos que se llevan a la cama, y para no estropearle la sorpresa regresé a mi cama.
Poco tiempo despues vi como entraba en mi habitación, con una enorme bandeja llena de deliciosa comida. Esta vez no estaba desnudo, nunca lo estaba delante mia para que no me pareciera a mi.
-¿Es todo para mi?
-Claro, yo ya he desayunado...
-¿Sabes que?
-Dime.
-Quiero que sepas que no me molesta que andes a tu bola por casa, quiero decir, desnudito.
-¿No te molesta?
-Me encanta.
-Que alivio, estoy acostumbrado a andar al descubierto y ahora me aso de calor con esto abrochado...
-Pues desabrochatelo...
Se bajó la cremallera muy lentamente mientras que yo observaba cada milímetro de su distinguido cuerpo.
-Es perfecto...-me atreví a decir.
-Oh, no me alagues que me pongo rojo.
-Lo siento, me ha salido del alma...
-Aunque no es justo que tu me puedas ver a mi y yo a ti no-reí.
-Eres un tontito.
-Ya lo se, me lo suelen decir, pero mas bien me lo suelen decir los chicos.
De repente vi mi movil vibran sobre la mesilla de noche y Harry me lo alcanzó.
-Es Irimia, otra vez.
-Pues si que se preocupa...demasiado diría yo.
-Pobre, lo hace por bien.
Harry me lo acercó al oído para que yo no tuviera que levantarme.
-¿Si?
-Hola peque...¿que tal vais?
-¿Tu que crees? Estamos genial, pero no me parece buena idea que nos hayais encerrado, preferiría poder salir, dar un paseo, ir a la pisci...
-No, tu no lo has pillado, se trata de Harry y tu, solos.
-Ya...
-Pues vais a seguir encerrados así que no te quejes.
-Que mala eres...
-Lo se. Te dejo. Bye.
-Chaito
Descolgué y Harry volvió a colocar el teléfono sobre la mesilla.
-Me acabo de enterar de que estoy medio secuestrado-bromeó.
-Ya...¿que podemos hacer?
-Me da igual, con tal de estar contigo...
-¿Quieres salir al jardín?
-Yo quiero si tu quieres...
-Pues me visto y vamos.
-Hazme un favor...
-Déjame quedarme mientras te vistes.
-Eres insistente ehh. Pues quédate.
Cogí la ropa del armario y comecé a vestirme. Me sentía observada y me encantaba estarlo.
-Guau...-no pudo decir otra cosa.
-Que tontito eres.
-Y afortunado...
-Los dos somos afortunados de tenerlos el uno al otro...
-Y tanto...

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