miércoles, 4 de abril de 2012

CAPITULO 30

UNA NOTICIA QUE...NOS CAMBIARÍA LA VIDA
No aguntaba más, el dolor era aterrador, me perforaba totalmente la espalda y el abdomen. No podía ser lo que yo estaba pensando, era imposible. Solo faltaba un día para que mis padres llegaran a casa y...¿como se tomarían todo esto? No tenía pensado contarles nada de lo ocurrido en su ausencia pero...¿y si este dolor significaba algo más que un retortijón o unas simples agujetas?
Llamé a Harry para que me diera su opinión de que podía estar pasando y lo único que me dijo es que venía hacia aquí.
No tardó mucho en llegar, más o menos cinco minutos...
-Debemos ir al médico...
-Pero, no me puedo mover.
-Yo te llevo hacia el coche en el colo canija.
-Gracias por todo...
-De nada.
Me posó en la parte trasera del coche dejándome totalmente tumbada en los dos asientos.
No fuimos muy rápido, a petición mía, si íbamos muy apresurados podría marearme y potar en todo el carísimo coche.
Al llegar allí no esperamos mucho, Harry se acercó a la administración de la entrada y pidió que nos dieran paso cuanto antes y así fue.
-Bueno, que pasa con estos dos chicos...
-Es que...tengo dolores muy fuertes en la espalda y el pecho y querría saber que puede pasar...
-Si, ¿tenéis algunas sospechas de lo que puede pasar?-Harry y yo nos miramos asustados. Yo si tenía sospechas, y creo que Harry también, pero lo negamos por miedo o simplemente por susto.
-La verdad es que no...-dijo él mientras me seguía mirando...
-Pues...no sé, vosotros dos habéis...
Me puse lo más colorada pobible y Harry me volvió a mirar y sonrió.
-Vale...pues vamos a hacer la prueba.
-¿Que prueba?-pregunté aterrorizada.
-La prueba del embarazo.
-Mierda...-susurré. Harry estaba como paraliazado, no daba crédito.
-Adelante- consiguió decir.
El médico abandonó la sala dejándonos solos con el miedo en el cuerpo.
-Lo siento muchísimo, soy un estúpido...
-No es tu culpa...si ocurriera, no fue solo tu culpa...Dos no tienen un hijo so uno no quiere...
-Ya pero...
Antes de que acabara de hablar el doctor apareció por en la sala con un aparatito que decidiría mi futuro, o una niña de dieciseis casi diecisiete años feliz y sin compromisos, o una madre de diecisiete años (porque cuando naciera ya tendría diecisiete años) a la que se le pondrían un millón de impedimentos a vivir la vida como una persona de su edad.
Realicé la prueba sin ningún problema, ya todo estaba en sus manos.
Esperamos como unas dos horas por los resultados. Al pasar ese tiempo el mismo doctor se dirigió a nosotros con una sonrisa. No sabía que pensar, por un lado podía ser que no había niño, y sonreía porque era lo mejor para nosotros, pero por otra podía ser que si había niño y sonreía pensando que queríamos ser padres.
Lo segundo...lo segundo fue lo que ocurrió. Esas palabras que me comieron por dentro, que me había cambiado la vida...

No hay comentarios:

Publicar un comentario