sábado, 7 de abril de 2012

CAPITULO 36

LA NOCHE DE BODAS
Aquel había sido el segundo día más importante de mi vida, después del nacimiento de mis dos hijos, pero la verdad es que estaba reventada. Harry había prometido que esa noche sería la mejor noche de nuestras vidas, pero eso habría que verlo...
Los niños pasarían la noche con mis padres mientras que Harry y yo celebraríamos nuestra noche de boda. Me llevó a un hotel de cuatro estrellas. La habitación tenía dentro una cama de matrimonio, llena de pétalos rojos, un baño gigante con un jacuzzi y una bañera enormes.
-Guau, ¿en serio dormiremos aquí?
-Por supuesto, esto es perfecto.
-No ya...pero me preocupa ser la primera noche sin los niños...
-Están bien cuidados por tus padres, además, todo el mundo se merece una noche de bodas perfecta ¿no?
-Si, una noche de bodas perfecta, con la persona perfecta...a la porra, me encanta.

POV Gema.
Estaba abarrotada, después de ese día tan perfecto. Cuando era una niña siempre decía que me casaría con veintitantos años, pero nunca me había imaginado que fuera tan pronto.
Al terminar el día, Mateo me llevó a un hotel de cuatro estrellas. Nuestra habitación era la 181, y la de Paula era la 131, así que estábamos un poco alejadas.
El interior del cuarto era realmente romántico, como a mi me gustaba. Una cama enorme al igual que el baño.
POV Harry
La noche se me hizo bastante corta, ya que fue demasiado perfecta y odiaba que cada vez se acercaba más el final...pero en fin, había que disfrutar de lo que quedaba, en compañía, hablando, contándonos nuestras cosas, comiéndonos a besos...en fin, la noche perfecta.
POV Mateo
Pues como describir esa noche...realmente genial, con la persona que más quería, solos, sin que nadie nos molestara...¿que más se puede pedir?
Lo único que notaba era la ausencia de mis niños, y se me hacía raro estar sin ellos por primera vez, pero por otra parte sabía que estarían genial con los padres de mi mujer.
La verdad es que aún me parecía ser bastante jovén para nombrar la palabra ''mi mujer'' pero ya no había vuelta atrás, y tampoco me arrepentía de lo que había pasado ese día, y muchísimo menos aquella noche tan perfecta.

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